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¿Caperucita o el Señor Lobo “Feroz”?:

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…¿y el juicio del Señor Lobo?, ¡respetable animal de familia que tenia que salir a cazar para alimentarse!…

A aquellos que vivimos en la época de los cuentos infantiles nos es muy sencillo recordar el cuento de una
“pobre” niña que era devorada junto con su abuelita por lobo “malo y feroz” y que al ser “justamente”
muerto en manos del “bondadoso” leñador, quien pudo sacar del vientre a tan inocentes víctimas, llenar de
piedras el estomago a tan terrible animal y arrojarlo al río.

Esa es la versión tan “hermosa” historia que mi madre me contaba.

Que ¡malditos tan despiadados!, ¿y el juicio del Señor Lobo?, ¡respetable animal de familia que tenia que
salir a cazar para alimentarse!, o sea, no soló lo mato, ademas lo descuartizo y continúo con el castigo del
cuerpo ya sin vida llenándolo de piedras y arrojándolo al río.

Pongamos de este modo las cosas:

El Señor Lobo y la pobre Caperucita no eran animales de la misma especie.

El Señor Lobo, no era mas feroz que cualquier otro carnívoro y la cual es la naturaleza de su especie,
CARNIVORO, no herbívoro ni omnívoro.

El Señor Lobo, no cría a otros animales para comerlos después ¡los caza!, así es, no los engorda y se
preocupa por su sano crecimiento, ni los mima y chequea para matarlos “humanamente” y sin que
“sufran”, para los quince de su hija.

La señorita conocida como Caperucita Roja, andaba en el bosque ¡territorio del Señor Lobo!.

La despiadada madre de la niña la mando sola a cruzar el territorio de este cazador.

La abuela, necia mujer que se empeñaba a vivir sola en el bosque y que estaba de acuerdo en que la
despiadada madre enviara a la pobre niña a que cruzara el peligroso bosque ¡solo para llevarle miel y
panecillos!, ¿EN DONDE ESTABA EL DIF EN ESTE CUENTO?.

Y no olvidemos al desquiciado leñador, el cual obviamente creyéndose dueño del bosque talaba los
arboles del hogar del Señor Lobo y otros inocentes animales, ¡quien sanguinariamente lo asesino, lo
descuartizo y no bastándole lo relleno de piedras y lo arrojo al río al claro estilo de un psicópata!.

Entonces ¿quiere decir que el Señor Lobo no tenia derecho a buscar y escoger su comida en donde
habitualmente lo hacia?, ya me imagino que vayamos al súper, tomemos un delicioso filete de res y llega el
leñador, nos mata, nos abre la panza, nos llena de piedras y nos arroja al río.

La moraleja de este cuento es, no se puede juzgar al Lobo solo escuchando la versión de Caperucita.

Siempre hay que reunir toda la evidencia y no dejar de lado las causas externas del problema que le dieron
origen ¡como la despiadada madre y la necia de la abuela!.

Y sobre todo no permitir que nadie pase por el derecho de ninguna de las partes a ser escuchados de
manera imparcial ¡no por el apasionado leñador!.

Ni el Señor Lobo ni Caperucita fueron los malos del cuento… ¿o si?

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